Cloruro de magnesio
El cloruro
de magnesio se emplea hace más de 60 años. Se utilizó por primera vez en
terapéutica por el Dr. Pierre Delbet, quien demostró que aumenta el
sistema defensivo hasta un 333%. Su uso se recomienda en múltiples
situaciones en las que la ingesta de alimentos ricos en magnesio no
resulta suficiente, ya que es esencial en numerosos procesos fisiológicos:
sistema renal, endocrino, nervioso, circulatorio y osteomuscular, incluido
el corazón.
DÓNDE ENCONTRAR MAGNESIO. Para la mayoría basta con seguir una
dieta variada y equilibrada. Los alimentos ricos en magnesio son:
garbanzos, lentejas, alubias, guisantes, soja, vegetales de hoja verde,
castañas, nueces del Brasil, almendras, higos secos, algas (espirulina:
400mg) y cereales integrales.
QUIÉN NECESITA MAGNESIO EN FORMA DE CLORURO. En ciertas situaciones
puede requerirse un aporte mayor, tal es el caso de ancianos, deportistas
de alto nivel, estudiantes, embarazadas, lactantes y personas aquejadas de
diabetes, hipertensión, artritis, artrosis, arteriosclerosis, hepatitis,
cirrosis, cáncer, afecciones paratiroideas, insomnio, ansiedad,
hipermotividad, excitabilidad nerviosa, taquicardia, calambres,
contracturas musculares, alteraciones del crecimiento, osteoporosis,
raquitismo, infecciones, dolores, obesidad, estreñimiento, anorexia,
náuseas, vómitos, trastornos de personalidad, debilidad, resfrío, gripe,
migraña, asma y cólicos menstruales... Un aporte regular es la mejor
prevención. La dosis recomendada es de 400 a 500 mg. día. Un adulto puede
tomar una cucharita de cloruro de magnesio disuelta en agua al día.
Mucho se ha hablado sobre las bondades de esta sal para prevenir
enfermedades como la gripe, resfriados, rubéola... y una vez que éstas se
han producido para aliviar los síntomas. Más que un remedio es un alimento
sin contraindicación, con la ventaja añadida de ser compatible con
cualquier medicamento.